¡Hola, amigos! El miércoles 10 de julio me entregaron el reconocimiento como Personaje del Año 2013, del Programa Talento Educativo, promovido por la Fundación BOD, para (cito textualmente) «distinguir su trayectoria como la persona que ha sobresalido en los últimos años por sus aportes a la educación venezolana». ¡Demasiado camisón pa’Petra!

Excesivos e inmerecidos elogios que deberían alimentar mi mediocridad y ayudarme a seguir trabajando con mayor decisión y pasión por contribuir a garantizar a todos los niños, niñas y jóvenes de Venezuela una educación de calidad. Como me imagino que algunos de ustedes votarían por mí, quiero darles las gracias.

También se las quiero dar a los que votaron  por los otros dos postulados que, sin duda alguna, tienen méritos, incluso superiores, para ese reconocimiento. Junto a mis  breves  palabras de agradecimiento, les comparto lo que escribió y leyó en el acto mi compañera de trabajo y amiga Beatriz García.  Con gente como ella, casi me avergüenzo del reconocimiento recibido, pues sus palabras nos asoman a una altura tal, donde, por contraste, se aprecia más mi raquitismo. Gracias, Negrita, gracias amigos por su cariño y su cercanía, Antonio Pérez Esclarín

Agradezco a la Fundación BOD por esta iniciativa que tiene en su horizonte contribuir a la mejora de la educación. Agradezco a los que me postularon, a los que  votaron por mí, y también a los que votaron por los otros dos postulados, que sin duda cuentan con más méritos que yo.

Este reconocimiento, más que un privilegio, es un compromiso para seguir trabajando con creciente decisión y pasión por gestar una propuesta educativa de calidad, para todos los niños, niñas y jóvenes de Venezuela, en especial para los más carentes y necesitados. Si la educación no es de calidad para todos, en lugar de contribuir a democratizar la sociedad, contribuye a agrandar las diferencias. Buena educación para los que tienen recursos y pobre educación para los pobres.

Llevo 42 años trabajando en educación, tres como cofundador del Instituto Técnico Jesús Obrero, en Catia, Caracas, a los pies del 23 de Enero, y 39 años en Fe y Alegría, siempre en las raíces del pueblo más pobre,  con mucha Fe en la educación, en los venezolanos y en el país. La fe, hecha servicio desinteresado es fuente de alegría y la alegría debe nutrir los procesos educativos. Como me gusta repetir hay que volver al saber con sabor, a la escuela, scholé, como lugar del disfrute en el trabajo.

Me he dedicado siempre a la formación-transformación de los educadores, pues todas las evidencias e investigaciones indican que la variable más importante para una educación de calidad es contar con educadores de calidad, orgullosos de su profesión, responsables, en formación permanente, no meramente para engordar el currículo, sino para servir mejor a sus alumnos.

Por ello, he trabajado por títulos que, en lugar de encumbrarnos, nos ayuden a descender a los niveles de los más sencillos, carentes y necesitados. Como decía García Márquez, nadie tiene derecho de mirar a otra persona de arriba abajo, si no es para ayudarle a levantarse. Un maestro, una maestra, cariñosos cercanos, es la principal lotería que le puede tocar a un grupo de alumnos en la vida. Puede suponer la diferencia entre un pupitre vacío y un pupitre ocupado, entre una persona violenta o un constructor de paz, entre una vida superficial y hueca, o una vida con sentido.

Cuando en el año 2005, celebramos los 50 años de Fe y Alegría, abordamos en el Congreso Internacional el tema de la Educación como Bien Público. Allí dijimos que Fe y Alegría  quería entenderse como aliada del Estado para garantizar a todos educación de calidad. Por ello, ofrecía su pequeña experiencia, sus logros menudos y sus  enormes sueños para apoyar la educación del país. Desde ese momento renuncié  a la Dirección del centro de Formación e Investigación para estar disponible donde me necesitaran. Por ello, me la paso derramándome por toda Venezuela, en universidades, colegios, liceos y escuelas con una palabra de motivación, aliento y esperanza, para que todos asumamos con mayor responsabilidad y entrega la apasionante tarea de educar que es, en definitiva, hacer mejores personas, para tener un mejor país.

ROCA VIVA

(A Pechín )

 Antonio Pérez Esclarín, conocido por sus amigos como “Pechín”, es ante todo un SOÑADOR, así con mayúscula todas sus letras. Su mirada siempre ha estado en pos del horizonte posible, de un mundo mejor para todos y todas,  de un mañana  más humano y justo especialmente para los más pobres.

Pechín es  “MAESTRO” entregado a construir una educación de calidad desde el Movimiento de Educación Popular Fe y Alegría. Durante  38 años ha estado, y sigue, al frente en sus luchas, en el debate incesante de ideas y propuestas innovadoras en pro de la transformación de las personas y las sociedades.

Es “PEREGRINO” en continuo viaje  sembrando valores, identidad, certezas, pasión, amor por la educación y el cambio, su mejor oficina  es el camino, es la asamblea, la acción, el encuentro; allí logra sus mayores conquistas, así como en el pasado conquistó inmensas montañas de  grandes cordilleras del mundo.

Es “ANIMADOR”, jamás he visto a alguien con la capacidad extrema de pulir capacidades en los otros; alfarero de personas, capaz de sacar caballos del barro simple, de levantar el espíritu al caído, de ver bondades donde otros ven defectos, nadie tiene techo porque Pechín se lo quita para que mire lejos.

Es “REBELDÍA”, siempre va a alzar su voz inconforme con todo lo que niega  la plenitud de las personas, todo lo que aleja a las instituciones, organizaciones y sociedades del camino de construcción de una vida digna; siempre irá a las raíces profundas de lo que nos genera malestar y sembrará semillas de esperanza, con su palabra certera  bañada de espiritualidad.

Así eres, así te vemos, por eso hoy ratificamos este poema que un día escribimos y hoy te lo queremos dedicar con gran admiración y cariño:

 ¡Qué sería del cielo sin un sueño surcando libre su espacio!

¡Qué sería del horizonte sin un corazón para sentir su desafío!

¡Qué sería del águila sin vuelo y sin mirada profunda,

y del joven sin maestro que le enseñe a conquistar su destino!

 

Eres sueño incansable galopando más allá de las fronteras,

corazón que escucha la luz naciendo en plena noche.

Siembras alas a la esperanza en su paso imperecedero por la vida

y regalas tu fuerza para no desfallecer ante la muerte presente en cada esquina.

 

Tu palabra está prensada en la memoria,

generaciones han descubierto un rumbo en tus libros,

en tu voz derramada en la conciencia,

páginas creyendo justicia y equidad para los pobres de América,

vida construyendo educación para los muchachos del pueblo.

 

Tu palabra es roca viva,

cimiento de proyectos,

no para el tecnicismo,

si para la transformación.

 

Eres pasión en la idea,

su eco salpica huracanado en rostros removidos por la verdad.

Alegría en el espíritu,

abres la ventana a la risa fresca de mañana,

sin límite a lo humano.

Peregrino regalando motivos para ser maestro.

Ánimo en las venas,

saciando hambre de aprender.

 

Así eres,

Sueño, pasión en la palabra,

con la mirada enraizada en lo sencillo.

Gracias a Dios porque nos encontramos

y tu magia nos contagió.

 

GRACIAS POR TODO LO QUE HAS DADO A TANTAS PERSONAS, TANTOS EDUCADORES QUE ENCONTRARON JUNTO A TU PALABRA, A TU ESPIRITU, A TU OPCIÓN, A TU MODO DE SER MAESTRO SU VOCACIÓN DOCENTE

Por: Beatriz García

En nombre del equipo de Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín.