Muy queridos hermanos:
En estos días de Navidad, muchas personas me escriben cartas pidiéndome regalos. Hoy, yo me he decidido a escribirles a ustedes, para pedirles el inmenso regalo de que me acompañen en la urgente tarea de construir una Venezuela más humana y fraternal, una Venezuela en la que reine la paz y el amor, y desaparezcan la injusticia, la desunión y la violencia, una Venezuela en la que todos puedan vivir con dignidad, y reconocerse y tratarse como hermanos. Este es el verdadero sentido de la Navidad. Para eso nací y para eso sigo buscando corazones donde nacer. Recibirme en Navidad y celebrar mi nacimiento implica trabajar para que en Venezuela triunfe la justicia, la unión y el amor y se haga realidad mi sueño de construir aquí y en todas partes un mundo fraternal.
Sé que puedo contar con ustedes. Si trabajan desinteresadamente por los demás les llenaré de mi alegría y se convertirán en estrellas que guían al verdadero portal y alumbran el genuino sentido de la Navidad, de la razón de mi nacimiento. Porque yo sigo naciendo en cada persona generosa, que trabaja por desarmar los corazones y establecer un mundo de paz y de amabilidad. Sigo naciendo en cada gesto de ayuda, en cada sonrisa, en cada mano tendida al necesitado, en cada palabra de comprensión y de amor.
No olviden que cada vez los necesito más. Yo soy un niño frágil y desvalido, pero puedo contar con sus brazos fuertes para abrazar a todos, especialmente a los que sufren agobiados por la miseria, el desamor y la soledad. Puedo contar con sus manos abiertas para acariciar, para tenderlas al necesitado, para aplaudir los triunfos y alegrías ajenas, para trabajar con dedicación por una Venezuela y un mundo mejores. Puedo contar con sus ojos para mirar a todos con mirada fraternal y misericordiosa, para que todos, especialmente los más golpeados y necesitados, encuentren en sus ojos mi mirada tierna y comprensiva, una mirada de cariño y de perdón. Cuento con los labios de todos ustedes para bendecir y agradecer, para pronunciar palabras que animan, que curan, que tienden puentes y unen, que calientan con ilusión los corazones. Cuento con los oídos de ustedes para que las personas, sobre todo las que sufren y se sienten rechazadas y solas, se sientan escuchadas y comprendidas. Cuento con sus corazones para que todos puedan encontrar en ellos mi amor y mi misericordia.
Los necesito y seguiré necesitándolos para que construyamos juntos un país y un mundo en los que durante todo el año sea Navidad, es decir, donde resplandezca la luz de la esperanza y reine la justicia, la unión, la solidaridad, el amor y el perdón.
Con un muy fuerte abrazo y todo mi cariño a cada uno de ustedes,
El Niño Jesús
que carta…verdaderamente emotiva y con lo que necesitamos ,si realmente queremos a nuestra famalia y a nuestro pais…y deseamos entregarle a nuestro hijos un pais distintoi basado en la union.
La Iglesia se encuentra empeñada en esto y usted así como todo venezolano o no se encuentra en la obligación de impartir valores donde no los haya y reforzarlos en otros. Le felicito, nuevamente he sentido inmenso placer no sólo en leer sus artículos sino en hacerlo llegar a otros por vías distintas. Feliz Navidad.